Por el Dr. Miguel J. Beltrán García, Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)
Hace 3 meses estuve en una estancia en la Universidad de São Paulo, Brasil, donde había una epidemia de dengue asociada a los estanques para hacer canotaje, entre otros factores como el riego constante de la grama por efectos de la ola de calor en otoño.
Al final de mi estancia tuve fiebre que tenía toda la sintomatología del dengue. Los anticuerpos no alcanzaron o simplemente fue otra cosa. Hace una semana mi hijo contrajo dengue, él ya es un cliente de esta enfermedad, ya que tres veces ha estado infectado, ahora posiblemente fue del serotipo 4 por la sintomatología diferente y también por la baja respuesta de los anticuerpos en el análisis de sangre, así que también nos quedamos con la duda.
Desde hace 15 años en Guadalajara cada vez es más frecuente saber que uno o varios de nuestros familiares o vecinos padecen dengue, esta distribución afecta a veces a 1 o 2 integrantes por casa cada año. En Jalisco, datos a la semana 31 (28 de julio-3 de agosto) reportan la existencia de 1782 casos, de los cuales el 30% es dengue hemorrágico y los casos están distribuidos mayoritariamente en Guadalajara, Tlaquepaque, Zapopan y Puerto Vallarta (Mural, 9 de agosto).
Aunque cada vez es más frecuente padecer dengue en cualquier época del año, la temporada de lluvias precedida de mucho calor dispara el número de casos. El virus tiene cuatro serotipos (DEN-1 al DEN-4) y la infección por uno de ellos genera inmunidad a largo plazo e inmunidad transitoria contra los otros.
Dentro de los serotipos, el DEN-2 y DEN-3 se han considerado como los más agresivos. Recientemente, se ha reportado la llegada del DEN-4 a Jalisco de estados vecinos, este serotipo es severo transitoriamente con algunos órganos, como ha sido reportado en Sudamérica, lo que sugiere habrá cambios en los patrones de síntomas entre la población infectada.
El calor y el cambio climático: motores de la propagación del dengue
A nivel global, las cifras de infectados de 1970 a la fecha aumentaron por más de 30 veces y existen datos que estiman hasta 390 millones de casos anualmente en 128 países. Parte de este problema se debe a la adaptación del mosco a los entornos urbanos. Se piensa que la propagación del dengue está relacionada con la globalización, el comercio de mercancías y la velocidad en la que se mueven las personas hoy en día facilitan la transmisión de vectores del dengue y el virus, como ya fue observado con la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, la escalada en el número de casos y su extensión de las zonas tropicales hacia ambos polos se asocian al cambio climático. Aunque cada es más palpable que nuestro clima se ha modificado, todavía algunos sectores de la sociedad piensan que esta es una propaganda alarmista para crear condiciones de consumismo ecológico. El aumento de gases de efecto invernadero como el CO2 hasta 400 ppm (partes por millón) y otros gases se asocian al incremento de 0.8°C en las temperaturas globales medias anuales desde 2017.
La temperatura es determinante en la transmisión del dengue. Temperaturas por encima de los umbrales regionales son propicias para el ciclo vital de los vectores del dengue, Aedes aegypti y Aedes albopictus. El calor (30-35°C) aumenta la proliferación del virus del dengue, acorta el período de incubación extrínseco (PIE) y aumenta la necesidad de tomar sangre en las hembras, reduciéndolo de 15 a 6 días.
Para que la transmisión sea eficaz, el vector debe vivir lo suficiente después de la primera toma de sangre para permitir que el virus se replique en el mosco hasta alcanzar un nivel infeccioso (que tarda en promedio entre 8 y 12 días). Debemos tomar en cuenta que nuestra susceptibilidad para ser picados por los moscos hembras está ligada a la sudoración, la secreción de ácido láctico y butírico por la piel y a la mayor secreción de dióxido de carbono metabólico, condiciones ligadas al calor.
Por otra parte, es bastante creíble que las precipitaciones aumentan las condiciones y espacios para cría de mosquitos. Aedes aegypti se reproduce con frecuencia en interiores, por lo que también la sequía fomenta la creación de espacios de reproducción porque existe la tendencia de acumular agua en las casas.
Nosotros en la época de calor sufrimos y alteramos patrones metabólicos y conductuales, entonces una pregunta que debemos hacernos es ¿sí el mosquito se adapta fácilmente a las altas temperaturas?, grupos de investigación de Brasil y Estados Unidos han mostrado la participación de proteínas de choque térmico en la adaptación del mosquito a los cambios de temperatura y la resistencia a los insecticidas. Las proteínas de choque térmico derivadas de los genes hsp26, hsp83 y hsc70, también conocidas como chaperonas provocan cambios en la morfometría y en la densidad poblacional en el mosquito y además fomentan la adhesión y penetración del virus a las células intestinales del insecto, influyente en la multiplicación viral.
Por otra parte, el calor y el hombre han reducido poblaciones de enemigos naturales del mosco. Ranas, peces, libélulas, arañas y lagartijas son come moscos, pero la urbanización y el uso de insecticidas o repelentes de insectos han mermado esta protección. También las bacterias que matan insectos han sufrido por las olas de calor, desapareciendo o disminuyendo sus poblaciones al alterar su metabolismo.
En años recientes, la introducción de Wolbachia pipens una bacteria como agente de control biológico en las poblaciones de mosquitos han tenido un éxito más o menos eficiente para disminuir el impacto del dengue, zika y chikungunya. Esta bacteria se encuentra en 6 de cada 10 insectos y ejercen un control sobre las poblaciones de insectos al matar o feminizar a los insectos macho y en las hembras reducen la fertilidad especialmente por alterar un gen relacionado con la proteína vitelogenina en los ovarios.
También se ha observado que la infección por la bacteria limita la replicación del virus en el intestino del mosquito y recientemente se ha añadido a la lista una mayor sensibilidad térmica del insecto. Sin embargo, esta aparente solución sufre también por los picos de calor, ya que se reduce la propagación de la bacteria a través de las hembras, limitando la competitividad de los mosquitos infectados en ambientes extremadamente cálidos afectando la estrategia de biocontrol.
La ciencia desde la ecología, microbiología, biotecnología, genética e inmunología aún tienen mucho trecho para recorrer y encontrar la solución; la vacuna funcional y su distribución está en lista de espera así que, por el momento, solo los programas de disminución de las poblaciones de mosquitos vía fumigación química es nuestra opción más palpable y si uno es infectado, tomar el paracetamol.
El Dr. Miguel Beltrán García es Profesor-Investiador del Departamento de Biotecnológicas y Ambientales de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Es egresado de la carrera de Químico Farmacobiólogo por la misma institución y cuenta con una Maestría en Citopatología, Doctorado en Agrobiotecnología y Postdoctorado en Bioquímica. Además, es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Nivel 2, y miembro regular de la Academia Mexicana de Ciencias.