En el 2024, anualidad en que se realizarán las elecciones más importantes de la historia de México y de las que surgirá la primera presidenta del país, convertir a la educación pública en el pasaporte del desarrollo y en columna de la cultura de paz, será una prioridad de primer orden. Este es anhelo de año nuevo.
Y en se sentido, construir los cimientos sólidos de cultura de paz en el 2024, que reduzca y/o elimine los altos niveles de violencia criminal hoy presentes, no se logrará sólo con el concurso de policías, militares, jueces y agentes del ministerio público.
Plantear dicho fenómeno sólo desde esa perspectiva, no sólo es un error estratégico, sino que describe también un entorno público carente y limitado de planes efectivos de acción.
El desarrollo de Zacatecas y la creación de cultura de paz, requieren al menos dos factores fundamentales: I).-educación de excelencia; y II).-la participación decidida de sus actores y componentes, es decir de alumnas y alumnos, padres de familia, maestros y la sociedad en su conjunto.
Es lógico que, en una propuesta de tal naturaleza, sea necesario, como una condición sine qua non, gozar de contenidos (planes y programas de estudio), que privilegien la pertinencia, la relevancia, los valores y la calidad educativa.
Para hacer de la educación factor del desarrollo y base de la cultura de paz, se necesita atender cinco retos y condiciones:
1).-Es urgente detener el deterioro de los procesos de enseñanza/aprendizaje que sufre la entidad. El sistema educativo zacatecano terminó a finales del 2023 colocado en el lugar 28 del ranking nacional de eficiencia escolar, según datos oficiales de la propia SEP.
Compartimos los últimos lugares en calidad educativa con Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz. Esta realidad se tendrá que revertir, para no seguir desplazándonos por el tobogán de los fracasos.
2).-Es pertinente impedir el abandono dramático de alumnos y alumnas de las escuelas. En educación superior en Zacatecas este problema es del 10%, casi el doble que el promedio nacional. En bachillerato el abandono es del 9%. (Fuente: SEP/2023).
Lo anterior quiere decir que los adolescentes y jóvenes zacatecanos están abandonando las escuelas por la ausencia de atractivos concretos y porque reconocen que la educación no es factor de movilidad social, ni tampoco elemento que ayude a resolver sus problemas y los de sus familias. Este hecho los vuelve vulnerables ante la acción de las organizaciones criminales.
3).-El rezago escolar que afecta al 21.9% de la población zacatecana mayor de 15 años, se ha transformado en una pesada losa que opera y presiona en contra del desarrollo de Zacatecas y que es menester combatir con políticas eficientes.
El rezago educativo hace referencia a la población mayor de 15 años que no ha culminado su enseñanza primaria, secundaria o que se encuentra en situación de analfabetismo tradicional, problema delicado que tuvo crecimiento de más de un punto porcentual en los últimos años, de acuerdo a los reportes recientes del CONEVAL. (Fuente: Informe sobre la Pobreza en Zacatecas/2022).
4).-Si la enseñanza no sirve para atacar y combatir los indicadores de pobreza, entonces la educación no está cumpliendo con sus objetivos fundamentales. Y en esa circunstancia se encuentra Zacatecas.
En la actualidad existen en nuestro Estado 745 mil 743 zacatecanos en situación de pobreza, que representan el 45 por ciento del total de su población.
Ese contexto obliga a revisar la oferta educativa, con la finalidad de ajustarla para que atienda las principales necesidades de niños, niñas, adolescentes, jóvenes y de la población en general.
5).-La cultura de paz sólo puede crearse con educación de excelencia. Y, al contrario, quien afirme que esto sólo se puede concretar con el concurso de soldados, policías, jueces y ministerios públicos, estará mintiendo y simulando. Ellos son, efectivamente, actores importantes, pero no los únicos que pueden consolidar el logro de ese superior objetivo.
EDUCACIÓN, EN EL CENTRO DE LOS COMICIOS 2024.
La recuperación y fortalecimiento de la educación de calidad y excelencia tendrá que ubicarse en el centro de las prioridades de quienes busquen conquistar la presidencia de la República y un escaño en el Congreso de la Unión.